Caracterizada por ser una enfermedad de por vida y poseer una
sintomatología inestable, el asma es una de las patologías crónicas de
mayor aumento en los últimos años. La tasa de prevalencia mundial varía
entre el 1% y el 18% y, como resultado de la urbanización global, se
estima que para el año 2025 existan al menos 100 millones de casos
adicionales de asma.
La crisis de asma ocurre cuando los músculos que forman parte de las
vías respiratorias (vía aérea central y pequeña) se irritan e inflaman,
ocasionando su estrechamiento y la producción de mayor cantidad de
mucosidad; dificultando, a su vez, la cantidad de aire que pueda pasar a
los pulmones. Esta patología es una de las más comunes en edad
infantil.
Pelaje animal, polvo, cambios de clima, humo de tabaco, moho, polen,
emociones fuertes, e incluso, el estrés son algunos de los principales
desencadenantes del asma. No obstante, también existen factores
genéticos, individuales y ambientales que incrementan la posibilidad de
padecer la enfermedad.
“La gran mayoría de los pacientes pediátricos con asma llevan o
pueden llevar una vida normal; sin embargo, las exacerbaciones pueden
limitar las actividades diarias del niño generando, entre otros,
ausentismo escolar, despertares nocturnos, vida social restringida y
tiempo insuficiente para compartir con los hermanos”, destaca José
Vicente Gil, neumopediatra.
El control de factores externos desencadenantes, alérgenos en casa y
sensibilizantes ocupacionales son elementos importantes dentro del
tratamiento en pacientes con asma; del mismo modo, las opciones
farmacológicas a largo plazo son fundamentales para reducir los
episodios de exacerbaciones.
Actualmente, existe una gran variedad de fármacos para el tratamiento
del asma, tanto en adultos como niños; siendo los corticosteroides
inhalados la opción preferida para el control del asma en niños debido a
su relación terapéutica favorable. Existen además diversos dispositivos
inhaladores disponibles para la aplicación del tratamiento y el uso de
espaciadores en niños puede reducir los eventos adversos locales y
sistémicos, además de facilitar el uso del inhalador.
“Los corticosteroides o corticoides son una variedad de hormonas del
grupo de los esteroides y sus derivados; estos pueden elaborarse
artificialmente para aplicaciones terapéuticas por sus propiedades
antiinflamatorias ya que se activan al llegar a las vías aéreas del
pulmón, reduciendo así la inflamación, y en consecuencia, los síntomas
del asma”, explica Gil.
Para una mejor calidad de vida
Para reducir al máximo la exposición a agentes desencadenantes del asma, los especialistas recomiendan:
- Cubrir las camas con fundas “a prueba de alergias” y así reducir la exposición a los ácaros del polvo.
- Aspirar regularmente (en lugar de barrer).
- Usar sólo detergentes y materiales de limpieza sin fragancia en el hogar.
- Reducir los niveles de humedad para evitar la proliferación de moho.
- Limpiar regularmente los espacios del hogar
- Acudir al médico especialista quien indicará el tratamiento adecuado en cada caso
Via @la_patilla
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